miércoles, 29 de julio de 2009

Caminé por la playa desolada, hablando conmigo misma y pensando en muchos pensamientos ya usados. Miraba a mi alrededor, los colores del cielo y la traquilidad del mar irradiaban paz y muchos recuerdos. Cientos de millones de historias y memorias que habian pasado ya por aquella arena, que estaba debajo de mis pies, casi infinita. Y las voces recorrian punta a punta el mar, las gaviotas me hablaban como con intención de contarme sus historias.. Yo, sentada, las escuchaba. Y escuchaba al mar que interrumpia y al viento que alguna vez se enamoró.
Y también escuchaba a uno de esos locos, tal vez como yo, que le gritaba al agua como retándola por algo que habia echo, o quizá desecho..
Y miraba la espuma llegar a mis pies, pidiéndome ir con ella, y, pensando, por qué no un día que me lleve y, como hace con la arena, borre todas mis marcas y las lleve lejos...